Esto es Grupo Frontera
En menos de dos años ascendieron de quinceañeras en Rio Grande Valley a conciertos agotados por todo el mundo. Con su próximo álbum, Jugando Que No Pasa Nada, apuntan aún más alto.
Photographer Maya Fuhr
<i>Esto</i> es Grupo Frontera

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Obtén un póster de la portada de Grupo Frontera aquí.

Traducido por E.R. Pulgar.






Hace unos años, un ganadero y un fotógrafo de bodas en El Valle del Río Grande en Texas se acercó al gerente de finanzas de un concesionario de automóviles local y le ofrecieron un lugar en una banda que tocaba en quinceañeras los fines de semana.

Alberto “Beto” Acosta, el guitarrista de la banda, estaba trabajando a tiempo completo fotografiando bodas, cumpleaños, fiestas celebrando embarazos, y quinceañeras. La idea era ofrecer un paquete a clientes prospectivos: Acosta les tomaría las fotos, después se pondría su bajo quinto y, junto a Juan Javier Cantú — un cantante y acordeonista bastante ágil — y Julian Peña Jr. — un percusionista y animador energético — harían a la gente bailar con covers de clásicos de Ramón Ayala, Duelo, y otros iconos de la música mexicana.

Peña aceptó unirse a Grupo Frontera, razonando que podía tocar con ellos los fines de semana y todavía ir a trabajar el lunes al concesionario. Después de que el percusionista Carlos Guerrero se unió, la banda empezó a tocar en salas de banquete y bares y a subir interpretaciones, como su versión de “Estos Celos,” hecho famosa por Vicente Fernández, a YouTube. Adelaido “Payo” Solís III, un chico tímido más joven que el resto de la banda, se unió como el cantante del grupo unos meses después. Un cover que postraron a comienzos del 2022, “La Ladrona,” cayó en el oído de varios bookers locales que le ofrecieron al grupo tocar en locales más grandes en diferentes ciudades de Texas.

Fue entonces que una de las canciones de Grupo Frontera — una versión jubilosa de la canción de grupo de pop colombiano Morat “No Se Va” — se volvía mega-viral en TikTok, cuando una pareja en Chihuahua, México, la bailó paso a paso juntos. La canción entró en el Billboard Hot 100, donde floto entre varias posiciones por casi cinco meses y llegó a la posición No.57. Unos meses después la banda viajó por todo su estado nativo a tocar, primero en Houston y después varias semanas en el Rodeo West en Dallas, donde encontraron un público masivo cantandoles la letra de “No Se Va” de vuelta.

Acosta saca su teléfono y me enseña un vídeo concierto para que capte la energía que reverberaba en el local esa noche en Houston. Con dificultad puedo discernir las voces del grupo entre el ruido de la audiencia gritando el coro: “Quédate otra vez / Quédate toda la noche.”

Después de estos shows, Peña tomó una decisión que cambió su vida. “Llamé a Juan y Beto y les dije, “wey, dí mis dos semanas de preaviso” Peña me cuenta entre inhálos de su vaporizador sabor café. “Y los dos estaban tipo, ‘¡Qué pedo! ¿Qué te pasa bro, que coño?’” Peña lo veía de esta manera: o podía hacer música a tiempo completo, o podía continuar en su chamba de 9 a 5.

Pero Cantú y Acosta estaban más cuidadosos — “era la primera canción que nos pegaba,” dice Acosta de “No Se Va” — pero pronto todos los miembros de Grupo Frontera siguieron el liderazgo de Peña y dejaron sus trabajos. Acosta bajó su cámara, Cantú guindó su sombrero (aunque todavía quizá lo veas con uno puesto en el escenario), Guerrero pausó su compañía camionera, y Solís, que hacía rejas para una comunidad cerrada, guardó su martillo. Brian Ortega, quien se unió temporalmente al grupo y viajaba desde Houston, se mudo a El Valle y se volvió miembro permanente.

Sus riesgos dieron frutos. Ahora Grupo Frontera está agotando entradas en estadios a nivel internacional, colaborando con Shakira, Grupo Firme, y Peso Pluma, influenciando al mundo mucho más allá de El Valle y TikTok. Sus canciones han sido nominadas para VMAs, y se llevaron un Latin Grammy el año pasado por su colaboración con Bad Bunny, “Un x100to,” cuyo video se reprodujo casi 750 millones de veces en YouTube. Han sido nominados 11 veces en los Latin American Music Awards este año, incluyendo para Álbum del año por su primer disco, El Comienzo.

Aunque han irrumpido la cultura popular, Grupo Frontera no es capaz de aprovecharse de microtendencias en TikTok ni de entregarse a la boga pasantera. Todo lo que lanzan tiene sus raíces en musicalidad tradicional y composición emotiva. “Saben cuánto tocar sin exagerar las canciones, algo que no todos los músicos saben hacer,” dice Edgar Barrera, compositor ganador de un Grammy y colaborador frecuente del Grupo Frontera, que suele trabajar con Shakira, Maluma y otros artistas.

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El disco nuevo de Grupo Frontera, Jugando Que No Pasa Nada, es un siguiente paso que traspasará los límites, con anticipación que los catapulte aún más hacia el estrellato. Las cumbias urbanas características del Grupo Frontera aún permanecen en el centro del sonido, pero las nuevas canciones ven a la banda tomar esas tradiciones y darles un toque inventivo, experimentando con géneros tan variados como la electrónica y el country. “Tenemos R&B, bachata, y todas estas cosas diferentes,” dice Solís sobre el nuevo álbum, reclinándose en un lujoso sofá rosado. Eso es intencional, dice, para que la gente “pueda encontrar su ritmo, en nuestro álbum, en su lengua cultural.”

El ascenso del Grupo Frontera ha coincidido con una explosión de música mexicana en los últimos años que ha tocado a todas partes del mundo. Un término general para una gran cantidad de subgéneros que abarcan de corridos a norteño a banda Sinaloense y otros movimientos musicales, lo que se conoce como la música regional mexicana — una referencia a las distintas áreas de México donde se originó cada uno de estos géneros musicales — está siendo reinterpretada por una nueva generación de músicos que incluyen a Peso Pluma, Junior H, Eslabon Armado y DannyLux. En el caso de Grupo Frontera, han combinado cumbias urbanas con ritmos contemporáneos. En el 2016, cuando los Grammy eliminaron la categoría ranchera de sus honores porque habían muy pocas bandas que nominar, esto hubiera parecido inconcebible.

“No creo que se haya catalogado como regional porque somos de una región pequeña, sino por los subgéneros,” dice Barrera. “Nuestra música es global. Ahora tienes artistas como Bad Bunny jugando con el género [de música mexicana] — los artistas más importantes del mundo. Estamos creando un gran movimiento.”

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Cuando le pregunto al Grupo Frontera si han tenido tiempo de digerir todo lo sucedido en tan sólo dos años – aunque ni siquiera han pasado dos desde que lanzaron “No Se Va” — me quedé con la impresión de que todavía están intentando sentarse con la forma en que los elogios y las oportunidades siguen llegando a un ritmo implacable. Parecen estar atónitos. “La gente siempre pregunta: ‘Oh, ¿estás viviendo el sueño? ¿Cómo se siente?’ Y bueno, se siente genial,” dice Solís. “Pero realmente no sé cómo responderte. ¿Me entiendes? Porque todo va muy rápido. Estoy tratando de moverme con la luz.”




En este cálido domingo en Los Ángeles — resulta que es el domingo de los Óscar — Grupo Frontera se ha instalado en un loft céntrico. No han tenido tiempo para mucho en la costa oeste, salvo comer tacos (consenso: no son los mismos a los que están acostumbrados en casa) y caminar un poco antes de llegar a su sesión de portada de FADER. Se prueban una ráfaga de chalecos brillantes, mocasines, camisas de malla y pantalones de cuero estilo Hot Topic mientras comen Red Vines y papas fritas y canciones de contemporáneos suyos como Carin León tocan de fondo.

“Te ves fuego,” le dice Solís a Ortega cuando aparece detrás de una cortina con un traje y una chaqueta beige y azul. Los miembros de la banda bromean e intercambian chistes mientras Guerrero cepilla el cabello de Acosta entre chasquidos. En una de las fotos, Cantú levanta orejas de conejo detrás de la cabeza de Ortega.

Esta noche, la banda volará a casa en el Valle del Río Grande para tomar un breve respiro antes de una gira de dos semanas por Sudamérica en preparación de su nuevo álbum. Los seis miembros de Grupo Frontera crecieron en la región de El Valle del Río Grande, un lugar que describen así: “Hay una carretera que lleva como 40 años en construcción,” dice Solís. Según Peña, hay una tienda de alfombras en la ciudad que ha estado anunciando sus productos como “en venta final, durante unos 15 años.” Hay una gran cultura todoterreno en la zona, dado que hay mucho espacio para hacerlo: Peña bromea diciendo que hay aproximadamente “dos edificios” donde viven.

“Rascacielos,” dice Ortega inexpresivamente, ajustando una cadena que brilla con pequeñas mariposas.

“Nuestra música es global. Ahora tienes artistas como Bad Bunny jugando con el género [de música mexicana] — los artistas más importantes del mundo. Estamos creando un gran movimiento.”

La conversación gira en torno a dónde exactamente comienza y termina El Valle. “Para mí, personalmente, El Valle termina en Mercedes,” observa Cantú. Los chicos empiezan a hablar uno sobre el otro, empujándose sobre el sofá para oírse hablar. “Creo que son más ranchos, y cuando estás más cerca de McAllen es más vida urbana,” ofrece Guerrero. “Es todo el condado de Hidalgo,” refuta Solís. Comienza a criticar suavemente a Ortega, que es de Harlingen, no muy lejos de Edinburg y McAllen, las dos ciudades de El Valle donde crecieron la mayoría de los miembros de Grupo Frontera. “¿Alguna vez has visto esas escenas en Breaking Bad cuando cruzan la frontera y se pone amarilla?” Solís pregunta al grupo. “Así es como me siento cuando entro a Harlingen.” Los otros se mueren de risa.

Cada miembro de la banda creció cruzando semanalmente la frontera entre Estados Unidos y México para ver a su familia. “Desde que nací, mis padres nos llevaban a nuestro rancho todos los fines de semana,” dice Solís. “La mitad de mi vida ha transcurrido allí y la otra mitad aquí.”

Los domingos también significaban ir a la iglesia, donde la mayoría de los miembros de la banda empezaban a tocar música. Ortega comenzó a tocar el piano en la iglesia cristiana de su familia, y Guerrero empezó a tocar la batería en la iglesia y no ha tocado otra desde entonces. “Soy fiel a ese instrumento,” dice.

Aunque no asistían a las mismas iglesias, “sé que escuchábamos la misma música,” dice Ortega. “Eso es seguro.” Peña, cuyo padre y tío habían tocado en bandas y estaba acostumbrado a estar en el escenario desde que tenía tres años, también se inició tocando en bandas eclesiásticas.

Acosta es un roquero antes que nada — un fanático de los Red Hot Chili Peppers cuyo amor por la música surgió de los riffs de la guitarra eléctrica. Criado cerca de Monterrey y luego en McAllen, Cantú tocó la flauta en la escuela y luego aprendió el trombón en la secundaria. “Mary had a bom bom bom” dice, tocando un trombón aéreo con sus manos. Luego, un primo le prestó a Cantú un acordeón. Le faltaban tres botones, pero Cantú empezó a jugar con él y aprendió a través de YouTube.

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De una forma u otra, casi todos los miembros del Grupo Frontera se dieron cuenta desde joven de que tenían una aptitud natural para el escenario. Cuando tocaba en línea de tambor, Guerrero sabía que disfrutaba “el desafío de recordar los pasos” a pesar del latido de su corazón, y de esos nervios en sus oídos.

Pero no se puede decir lo mismo de Solís, el cantante principal del grupo. Canta desde pequeño y aprendió a tocar el acordeón de oído. “Y todavía era un chico bastante tímido,” dice. Su padre a veces contrataba una banda para tocar en reuniones familiares y carnes asadas, y “le decía al grupo: ‘¿Conocen esta canción? Mi hijo quiere tocar el acordeón,’” dice Solís estremeciéndose.

Debilitante timidez a un lado, Solís poseía una sensación sobrenatural de que estaba destinado a la fama. Cuando estaba en segundo año de la secundaria, le dijo a su madre que iba a ser una estrella. “No sé si será por YouTube, TikTok, música. Pero siento que voy a ser famoso. Y ella me dijo: ‘Te creo. Sólo quiero que te gradúes de la escuela secundaria y puedas hacer lo que quieras después.” Me gradué de la secundaria. No es broma cuando te digo que al año entré a Grupo Frontera.”

“Cuando lo escuché por primera vez, pensé que era como un tipo mayor, como un tipo de cuarenta cantando,” dice Barrera sobre la voz de Solís. “Y luego conocí a este vato de 19 años que cantaba con tanto poder.”

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Mientras su voz resonaba en teatros y luego arenas, el tímido Solís intentaba adaptarse a tener presencia al mismo tiempo. “Estaba tan nervioso que solía subir con una guitarra, incluso si no estaba tocando,” dice. Algunos de sus compañeros de banda tenían que darle charlas de ánimo antes de subir al escenario. Decían: “‘¡Eres una pinche estrella, tienes que moverte con la gente, tienes que bailar!’” recuerda Solís. Hoy en día se mueve con convicción. Incluso parece que lo disfruta.

“Está a un concierto de hacer crowdsurfing,” dice Cantú, radiante.

“Estoy como a cinco shows de quitarme la camiseta,” bromea Solís.

“Vamos a hacer un tributo a Red Hot Chili Peppers,” dice Acosta, en referencia a la tendencia de Anthony Kiedis a ir con el torso desnudo a los shows de la banda.

Peña interviene: “¡Como Jacob de Crepúsculo!”




Una tarde en Marzo de 2022, Grupo Frontera tocó en El Valle — la inauguración de una nueva tienda de neumáticos en McAllen. Después del concierto, el dueño de la tienda llamó a su cuñado, un cantautor que se llama Edgar Barrera, y estaba maravillado con la banda que había contratado para tocar en su tienda.

Un éxito artístico que había crecido entre McAllen y Miguel Alemán, México, Barrera había estado buscando un acto local para apoyar, con su nuevo sello discográfico BorderKid, en ese momento. “Sólo quería esperar para el momento adecuado y construirme en la industria de la música, tener alguna carrera como cantautor y productor” antes de tomar ese paso, dice Barrera. Más tarde en el año, Grupo Frontera empezó a hacer ruido en El Valle a principios de 2022 con “La Ladrona,” pero aún no se habían convertido en un éxito mundial. Después, ese mismo año, “No Se Va” se convirtió en una sensación viral.

Según lo vio Barrera, Grupo Frontera había encontrado algo único: los covers de la banda regional mexicana decididamente no eran pilares regionales mexicanos. “En vez de hacer los covers obvios que todo el mundo hace allí en McAllen, o que todo el mundo hace en las bodas, los chicos están tocando covers que nadie más se atrevió,” dice Barrera. “Nadie estaba haciendo un cover de Morat en ese momento. Nadie estaba haciendo un cover de Juanes en ese momento. Fueron solo estos chicos haciendo eso.” Barrera, quien tenía unas canciones en su repertorio para otros artistas, tuvo una idea: “¿Y si le doy a estos chicos unas canciones más urbanas? ¿Qué pasa si las interpretan como norteñas?”

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“De una forma o la otra, cantarás nuestras canciones porque has pasado por eso, o porque estás pasando por eso, o vas a pasar por eso.”

De todas maneras, cuando Barrera se encontró por primera vez con la banda, en un Starbucks en McAllen, trató de moderar sus expectativas. Sería un desafío, si no imposible, seguir el masivo “No Se Va” con otro éxito. “La primera cosa que les dije fue que tener un éxito es la cosa más fácil que puedes hacer en la industria,” dice Barrera. “Que un rayo caiga dos veces en el mismo lugar es muy, muy, muy difícil.” En vez, él propuso que su estrategia se centre en divertirse y persiguiendo las canciones que les parecieran adecuadas.

Lanzaron “Que Vuelvas” el 9 de diciembre de 2022, la primera canción en la que trabajaron juntos Grupo Frontera y Barrera, en colaboración con la estrella mexicana Carin León. Fue un éxito. Una semana después, Grupo Frontera salió con “Bebe Dame,” una canción con Fuerza Regida que las bandas grabaron en una toma. Esa debutó en el Billboard Hot 100 chart — otro éxito. Grupo Frontera, sin esperarlo, contaban con tres éxitos en menos de un año.

“Me sorprendió que no tomó mucho tiempo para que la banda fuera considerada no sólo como una maravilla de un solo éxito,” dice Barrera. Pero él tiene idea de por qué es así. “No estuvimos buscando ese éxito.’ Les dije, ’No podemos enfocarnos en buscar una canción que suena como ’No Se Va’, porque eso no va a suceder.’ Y sucedió que en ese mismo año todos las canciones que los chicos sacaban estaban conectadas.” Una de las razones de la asombrosa popularidad mundial de la música mexicana podría ser que los latinos de primera y segunda generación están fusionando géneros de manera más visible (y orgullosa) que se basan en sus antecedentes culturales con la música pop, hip hop, y otros géneros que pueden haber experimentado viviendo en el país, mostrando la multifacética de sus identidades.

Aun con estos éxitos consecutivos, la banda se enfrentó con una pronunciada curva de aprendizaje con los caprichos de la industria musical. “Hoy en día en la música, si no lanzas música [constantemente] te vas a extinguir,” dice Solís. “Alguien nos dijo antes, si lanzas un álbum estás bien por el año. Luego, si lanzas una canción estás bien por otro dos [o] tres meses. Ahora? Lanzas una canción, y en unas semanas lanzas otra.” De todas maneras los críticos en sus comentarios de YouTube le decían a la banda que, a pesar de tener tres éxitos, en ese momento eran maravillas de un solo éxito.

Pero cuando empezaron a hacer giras de manera más agresiva - y “Un x100to” se volvió nuclear - las cosas cambiaron en ese sentido, ellos dicen. Peña recuerda haber leído los comentarios debajo de sus vídeos después de eso: “Estos chicos son fenomenales, se lo merecen. Han estado haciendo todo esta obra durante todo el año y todo esto y eso…’ Ahí es cuando empezamos a decir, ‘Ok, sabes qué? Estamos empezando a ganarnos el amor de la gente. Están empezando a entendernos.’”

Esa conexión surge en parte de la forma en que los seis miembros del Grupo Frontera y Barrera comparten una comprensión psíquica al crecer en la misma parte del mundo. “Hablamos el mismo idioma,” dice Cantú sobre trabajar con Barrera. Al trabajar con otros cantautores a lo largo de los años, Barrera dice que a veces ha tenido que “camuflarme y ser como [otros artistas] para encajar.” Con Grupo Frontera, “yo siento que soy yo mismo,” dice Barrera. “Tenemos lo mismo, como decimos en español, ‘tenemos la misma cura.’ Tenemos las mismas frases, los mismos chistes. Compartimos muchas similaridades en todo — en la manera que crecimos, la manera en que nos criaron, los lugares que fuimos cuando éramos niños.”

Los cuentos que la banda le cuenta a Barrera tienen su forma de aparecer en las canciones que él escribe para ellos. “Como que nos analiza,” dice Acosta. Por ejemplo, el año pasado Grupo Frontera fue nominado por el Mejor Latin VMA por “Un x100to.” Pero una confluencia de contratiempos desafortunados - incluido un vuelo retrasado y un tranque de trafico de tres horas — hizo que se perdieron la gran mayoria de la ceremonia en Nueva Jersey. (Perdieron ante Anitta, quien ganó por “Funk Rave.”) La banda le contó la historia del vuelo perdido a Barrera, y “luego la proxima cancion que nos mandó tenía todo esas cosas,” dice Solís. “¡Qué coincidencia, hermano!” Puedes escuchar un fragmento de la historia de los VMA inmortalizada en la letra de “Quédate Bebé,” una de los sencillos del nuevo álbum, con la mención de “los tiquetes que compré pa Nueva York.”

“En sus entrevistas, y nos lo ha dicho, cuando [Barrera] escribe una canción él se pone en el lugar de la artista,” dice Solís. “El siendo de donde somos, creo que lo hace mucho más fácil. Entonces, cuando les contamos cosas que suceden esa semana, en realidad en ese día, en ese mes…”

“Él se identifica,” añade Peña.

“Siempre trato de escribir canciones, o tratar de co-escribir canciones con los artistas, que los ayuden a expresar lo que están viviendo en ese momento,” dice Barrera. Eso tiene que ver con escuchar sus historias, como las que Solís le cuenta sobre “altibajos en sus relaciones” o una separación. (Los otros cinco miembros de Grupo Frontera están casados.) Pero sus canciones, como Peña los describe, tienen mucho que ver con “amor, [estar] enamorado, o desamor.”

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De esta manera, las canciones de la banda no se diferencian mucho del rico linaje de cumbias mexicanas que las precedieron, que a menudo hablan del desamor a través de formas como el correo postal. En las canciones de Grupo Frontera, los corazones rotos y las citas románticas se ven a través del punto de vista de las redes sociales, con letras de canciones que tienen que ver con mandando mensajes directos, recibiendo mensajes de texto sorprendentes y el control de las llamadas imprudentes a altas horas de la noche.

“De una forma o la otra, cantarás nuestras canciones porque has pasado por eso, o porque estás pasando por eso,” dice Peña. “O vas a pasar por eso.”

Solís sonríe, revelando varias pequeñas joyas que brillan en uno de sus caninos. “Y vas a bailar con eso.”




De vuelta en Los Ángeles, me reencontré con la banda en un restaurante mexicano exclusivo con ambiente de un club. Los chicos están en descansando (su publicista, que les quitó los teléfonos durante la entrevista inicial, se los ha devuelto). Solís mira videos mientras Peña mira fotos de las fiestas de los Oscars anoche. Guerrero, sentado a mi lado, mira un partido en vivo entre Monterrey y Mazatlán en su teléfono.

Pedimos rondas de guacamole y esquites espolvoreados con Flamin’ Hot Cheetos para la mesa. Casi todos reciben cortes de carne individuales, mientras algunos optan por macarrones con queso de langosta. Acosta, que se ha mantenido apartado en un rincón, en seguida pide un plato principal y ya está disfrutando un postre al momento que todos reciben sus platos principales. Luego, se despide mientras el resto de la banda se burla.

Después de la cena, Grupo Frontera se dirige a Burbank para una rápida sesión de go-karting antes de tomar su vuelo nocturno de regreso a El Valle. A pesar de esta dinámica agenda, la banda me dice que están tratando conscientemente de hacer que sus giras sean menos un torbellino — como lo fueron en el pasado. “Sentimos que estuvimos de gira 366 días,” el año pasado, dice Peña. Cuando realizaron una gira por Sudamérica en 2023, hicieron 9 fechas mareantes, en varios países, en 10 días. Esta vez, mientras que están de gira antes de su nuevo álbum, se están tomando su tiempo – tienen cinco fechas durante dos semanas en lugares como Buenos Aires, y esperan comer, hacer turismo y pasar el rato con amistades.

Están intentando disfrutar más conscientemente estos momentos. Pero llega un punto en que los cuerpos se agotan. El año pasado, circuló un video de un Solís exhausto y enfermo — su voz simplemente le falló en el escenario. “Me estaba sintiendo bien triste. Yo estaba como, ‘hermano, estamos haciendo todos estos conciertos que la gente pagó para venir a vernos y no están escuchando lo que quieran escuchar, lo que deberían escuchar,” dice Solís. Durante esa época de giras sin parar, en un show donde tocaron a las 3 de la mañana, Cantú admite que una vez se quedó dormido brevemente en el escenario.

Pero la banda parece fortalecida en estos días por las nuevas canciones, que aprovechan su impulso ascendente y su inclinación por probar cosas nuevas. Surge de maneras inesperadas: cuando escuche por primera vez una transmisión de su nuevo álbum, las propulsivas notas iniciales de “Desquite,” una colaboración con la artista argentina Nicki Nicole, me desconcertaron tanto que pensé que había abierto por error otra aplicación en mi teléfono. Cantú se ve emocionado cuando le cuento esto. “Este álbum se siente realmente fresco,” dice Cantú, entre bocados de queso fundido. “Es muy diverso, que es lo que nos gusta a todos.” También los ve asumiendo aún más colaboraciones con artistas como Christian Nodal en “Ya Pedo Quién Sabe,” y más canciones con gente como Maluma y Morat — sí, ese Morat.

“Cada carnita asada, cada Navidad, todo, seguimos haciendo karaoke con el mismo estilo de música. Ahora mismo agregamos las canciones de Frontera porque todo el mundo las quiere cantar una vez que estemos allí… y no entienden que nosotros no!”

Incluso con la emoción de la gira adelante, y promocionando un nuevo álbum que probablemente será la banda sonora del verano, Grupo Frontera también aprecia estar en casa. Solis habla poesía sobre salir a las “noches de crucero” en El Valle — donde la gente se encuentra con sus camionetas equipadas y su sistema de sonido y pasan el rato escuchando música. En casa, los chicos se hacen bromas unos a otros. Cantú, quien tiene un aire travieso, vive al lado de Ortega. Una mañana, Ortega se despertó con música afuera. Era Cantú, quien decidió levantarse de la cama y darle una serenata a su amigo afuera de su ventana con una canción de acordeón.

Siguen sin intenciones de abandonar sus comunidades. “Nunca nos vamos a ir de El Valle, porque el pueblo es chiquito,” dice Solis.

“Hemos estado aquí [en Los Ángeles], Miami, Houston. Hay demasiado tráfico; el mundo se mueve más rápido.” Cantú está de acuerdo. “En McAllen, se mueve lento,” dice el. “Más como relajado.”

Más allá del ritmo, la proximidad a sus seres queridos también los ha mantenido en El Valle. “Se siente, como, cálido,” dice Cantú. “Están ahí. No somos de la cultura de ‘vamos a mudarnos.’”

Guerrero levanta la vista del partido que está viendo. “Todos nosotros estamos contentos con nuestra familia allí.”

Aunque sus vidas han cambiado en los últimos años, algunas cosas siguen igual. “Cada carnita asada, cada Navidad, todo, seguimos haciendo karaoke con el mismo estilo de música,” dice Peña. “Ahora mismo agregamos las canciones de Frontera porque todo el mundo las quiere cantar una vez que estemos allí… y no entienden que nosotros no!”

Por ahora, están felices de viajar desde El Valle por el mundo entero para seguir llegando aún más lejos con su sonido. Recientemente la banda lanzó una canción con la leyenda colombiana Shakira, lo que sucede fortuitamente cuando ella estaba grabando canciones con Barrera en Malibú para su nuevo álbum Las Mujeres Ya No Lloran. Grupo Frontera andaban de compras en West Hollywood en ese momento, y Barrera los llamó y les preguntó si podían viajar a Malibú en la siguiente media hora para grabar con él y Shakira. “Cosas así pasan conmigo y [Grupo Frontera] y no esperamos nada,” se ríe Barrera. “Eso sí es un problema. Y es una bendición. Porque no esperamos nada y nos movemos por instinto, y así es como somos.”

Esa sesión, que resultó en la canción colaborativa “Entre Paréntesis,” se quedó con Barrera. “No puedo creer que estoy aquí con una banda de McAllen, que hace música regional mexicana, de mi pueblo, que sean mis amigos,” dice. “Estamos todos juntos trabajando con los artistas más importantes del mundo,” dice. “Es uno de esos momentos de ‘pellízcame’ que es monumental para nuestra comunidad. Es enorme para nuestra cultura.”

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Grupo Frontera parece igualmente anonadado por cada paso, cada concierto, cada detalle que han pasado que los ha llevado a donde están en este momento. Peña me dice que después del éxito inicial de “No Se Va,” la banda tocó en Citibanamex en Monterrey en 2022 - una ciudad que es un campo de pruebas para la música regional mexicana. En esa época, se sintieron desilusionados al escuchar que algunos lo habían desestimado como simplemente “los que copiaban a Morat.” Esa acusación les callo duro.

Un año después, Grupo Frontera regresó a Monterrey. Esa vez se agotaron las entradas en la Arena Monterrey, con capacidad para más de 17,000 personas. Dos veces. “Para nosotros, los que crecimos ahí, Arena Monterrey… Eso fue grande porque ahí es donde íbamos a ver los artistas más importantes que podemos imaginar,” dice Peña. La incredulidad es palpable en su voz.
Los shows de 2023 que hicieron en Arena Monterrey fueron monumentales por otra razón. Resulta que había pasado un año desde que Peña hizo la llamada para dejar su trabajo, para arriesgarse a sí mismo y a sus compañeros de banda. Lo ha llevado a él y a sus amigos, nacidos y criados en una constelación de ciudades y pueblos en el sur de Texas, hacia futuros más extraordinarios de lo que jamás podrían haber imaginado.

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Jugando Que No Pasa Nada sale esta primavera.
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